En 1937, Erik Bjorndal, un joven escritor noruego, decide viajar a España para contar en primera persona lo que está ocurriendo tras el golpe de Estado contra la República Española. Impulsado por su pasión por la justicia y su deseo de informar al mundo sobre la realidad del conflicto, Erik emprende un viaje que cambiará su vida para siempre.
Erik llega a Barcelona, una ciudad dividida por las luchas fratricidas entre anarquistas y comunistas. La tensión en el aire es palpable, y las calles están llenas de barricadas y manifestaciones. A pesar del caos, Erik encuentra una energía vibrante y una determinación inquebrantable entre los voluntarios y periodistas escandinavos que han llegado a España desde Dinamarca, Noruega y Suecia, a pesar de que sus países se han declarado neutrales en la Guerra Civil Española.
En Barcelona, Erik establece contacto con otros escandinavos que, como él, han decidido involucrarse en el conflicto. Entre ellos se encuentran voluntarios y periodistas que comparten su compromiso con la causa republicana y su deseo de contar la verdad sobre lo que está ocurriendo en España. A través de estos contactos, Erik comienza a entender la complejidad del conflicto y la importancia de su misión.
En medio de su estancia en Barcelona, Erik conoce a Ingrid, una periodista noruega apasionada y comprometida con la causa republicana. Ingrid, con su valentía y su determinación, se convierte en una fuente de inspiración para Erik. Juntos, recorren las calles de Barcelona, documentando los acontecimientos y entrevistando a los protagonistas del conflicto.
También en Barcelona, Erik conoce a Andreu Pujol, un líder republicano catalán que lucha por la unidad entre las diferentes facciones de izquierda. Andreu, con su carisma y su visión, trabaja incansablemente para mediar entre anarquistas y comunistas, buscando siempre un terreno común que permita fortalecer la resistencia contra el avance de las tropas franquistas.
La Barcelona que encuentran Erik, Ingrid y Andreu es una ciudad en ebullición. Las luchas fratricidas entre anarquistas y comunistas han dividido la ciudad en diferentes facciones, cada una con sus propias ideas y estrategias para luchar contra el fascismo. Las calles están llenas de debates acalorados y enfrentamientos violentos, pero también de una esperanza y una determinación inquebrantables.
Erik, un apasionado escritor noruego, siente una creciente necesidad de vivir la guerra no solo como observador, sino como un soldado más. Impulsado por su compromiso con la causa republicana y su deseo de entender la realidad del conflicto, decide marchar al frente. Su destino es Brunete, un lugar donde la batalla es intensa y la lucha por la libertad se siente con fuerza.
Al llegar a Brunete, Erik se encuentra con un compatriota de alto rango en las Brigadas Internacionales. El capitán Lars Kristiansen, un hombre respetado y experimentado, advierte a Erik del peligro que corre. Lars, con su mirada severa y su voz firme, le explica que la guerra no es un juego y que su presencia en el frente puede poner en riesgo no solo su vida, sino también la de sus compañeros.
A pesar de las advertencias, Erik decide quedarse. Su determinación y su pasión por la causa lo llevan a ignorar los consejos de Lars. Erik se integra en las tropas, participando en las operaciones diarias y tratando de vivir la guerra como un soldado más. Sin embargo, su falta de experiencia y su imprudencia pronto le pasan factura.
En medio de una operación, Erik resulta herido de manera accidental. La situación es tan absurda que genera un problema para las tropas. Su herida, aunque no grave, requiere atención médica y su evacuación del frente se convierte en una prioridad. La situación causa frustración entre los soldados, quienes ven en Erik un estorbo más que una ayuda.
El capitán Lars Kristiansen, al enterarse de la situación, se acerca a Erik con una mezcla de preocupación y enojo. Le recuerda que cada persona es dotada de unas armas y que las suyas son las palabras. Lars le explica que su verdadero valor no está en el campo de batalla, sino en su capacidad para contar la verdad y sensibilizar a otros sobre la lucha por la libertad.
Siguiendo el consejo de Lars, Erik es enviado al Hospital Sueco-Noruego de Alcoy para recibir atención médica. El hospital, fundado gracias a la solidaridad de los pueblos sueco y noruego, es un símbolo de esperanza y resistencia en medio del conflicto. Allí, Erik conoce a Carolina Bravo, una enfermera española con fuertes convicciones ideológicas y un corazón lleno de compasión.
Carolina, con su mirada cálida y su sonrisa reconfortante, se convierte en un faro de luz para Erik. A pesar de las dificultades y el dolor, Erik encuentra en Carolina una fuente de inspiración y esperanza. Su conexión es inmediata, y aunque ambos saben que el amor en tiempos de guerra es casi imposible, su encuentro deja una huella profunda en sus corazones.
Astrid Berg y Magnus Halvorsen, un matrimonio de médicos suecos, sienten una profunda preocupación por la situación en España tras el golpe de Estado. Decididos a contribuir a la causa republicana, organizan campañas de concienciación y recaudación de fondos en Estocolmo. Su objetivo es enviar ayuda sanitaria a España, donde la guerra está causando estragos.
A través de sus esfuerzos, Astrid y Magnus logran comunicarse con Paco Lluch, un médico valenciano que vive en Alcoy. Paco, con su conocimiento del terreno y su red de contactos, se convierte en un aliado crucial para el proyecto del hospital. Juntos, comienzan a planificar la creación de un hospital de campaña que pueda atender a los heridos de guerra.
Alcoy parece el sitio perfecto para instalar el hospital. Situada en la retaguardia y bien comunicada por ferrocarril, la ciudad ofrece una ubicación estratégica y segura. Astrid y Magnus solicitan un edificio adecuado para albergar el hospital, y la entonces ministra de Salud de la República, Federica Montseny, ofrece la sede de la Escuela Industrial de Alcoy.
Astrid Berg y Magnus Halvorsen se enfrentan a una tarea monumental: trasladar todo el material médico necesario para establecer el Hospital Sueco-Noruego en Alcoy, España. La empresa no es sencilla; de hecho, está llena de desafíos logísticos y políticos que ponen a prueba su determinación y su ingenio.
El primer obstáculo es la magnitud del material que debe ser transportado. Equipos médicos, suministros, medicamentos y personal deben ser movilizados desde Suecia hasta España, un viaje que implica cruzar fronteras y navegar por aguas peligrosas. La guerra civil española ha convertido el Mediterráneo en un campo de batalla, con barcos de guerra y submarinos patrullando las rutas marítimas. Cada carga debe ser cuidadosamente embalada y protegida para soportar el viaje.
El transporte marítimo es la opción más viable, pero no está exento de riesgos. Los barcos suecos deben navegar por aguas infestadas de minas y enfrentar la posibilidad de ataques navales. Además, la burocracia y las regulaciones aduaneras añaden otra capa de complejidad. Cada carga debe ser meticulosamente documentada y aprobada por múltiples autoridades, un proceso que puede retrasar el envío durante semanas.
Además de las dificultades logísticas, Astrid y Magnus enfrentan un problema aún más delicado: la neutralidad de Suecia. El gobierno sueco, preocupado por mantener su posición neutral en el conflicto europeo, ve con recelo cualquier acción que pueda interpretarse como un apoyo directo a uno de los bandos en la Guerra Civil Española. La ayuda humanitaria, aunque noble en sus intenciones, puede ser vista como una violación de esta neutralidad.
El gobierno sueco impone restricciones estrictas sobre el envío de ayuda, exigiendo que cada carga sea inspeccionada y aprobada. Cualquier sospecha de que el material pueda ser utilizado para fines militares podría resultar en la confiscación de la carga y en sanciones severas. Astrid y Magnus deben navegar este campo minado político con cuidado, asegurándose de que cada envío cumpla con todas las regulaciones y no ponga en riesgo la neutralidad de su país.
Finalmente, después de semanas de preparativos y negociaciones, el primer barco zarpa desde el puerto de Estocolmo, cargado con suministros médicos esenciales. La travesía es tensa; cada día en el mar es una prueba de nervios. La tripulación está en constante alerta, escaneando el horizonte en busca de cualquier señal de peligro. A pesar de los riesgos, la determinación de llevar ayuda a los necesitados en España mantiene a todos enfocados en su misión.
Después de un viaje arduo, el barco finalmente llega al puerto de Valencia. Desde allí, los suministros deben ser transportados por ferrocarril hasta Alcoy. La red ferroviaria, aunque eficiente, también está bajo la amenaza constante de ataques aéreos. Cada tren debe ser escoltado por guardias armados para proteger la valiosa carga.
Con el edificio asegurado, Astrid y Magnus comienzan a reunir a médicos y enfermeras de Suecia y Noruega para trabajar en el hospital. El Hospital Sueco-Noruego de Alcoy se convierte rápidamente en un faro de esperanza y atención médica de calidad. Médicos y enfermeras trabajan incansablemente para paliar el dolor y la destrucción causados por la guerra, atendiendo a cientos de heridos y salvando innumerables vidas.
El hospital se convierte en un nudo donde se entrelazan las historias de varios protagonistas. Aquí, cuidarán de Erik, el apasionado escritor noruego; de Andreu Pujol, el líder republicano catalán; y de Antonio Mateos, el joven anarquista de la sierra de Almería.
A pesar del profundo enamoramiento que surge entre Erik y Carolina, ambos son conscientes de que una relación entre personas de distintas patrias en un país en guerra es casi imposible. La realidad de la guerra y las responsabilidades de cada uno los obligan a seguir caminos separados, aunque el recuerdo de su encuentro perdura en sus corazones.
Erik parte hacia Valencia, que en ese momento es un bastión republicano. En Valencia, Erik participa en un acontecimiento importante: la celebración del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que se lleva a cabo en julio de 1937. Este evento reúne a intelectuales y escritores de todo el mundo en apoyo a la causa republicana y contra el fascismo. Erik se siente inspirado y fortalecido por las palabras y el compromiso de sus compañeros escritores.
Sin embargo, la tranquilidad de Erik se ve interrumpida cuando le llega la noticia del bombardeo del Hospital Sueco-Noruego de Alcoy. Preocupado por la seguridad de Carolina, decide ir en su busca para saber si ha sobrevivido al ataque. El viaje es arduo y lleno de incertidumbre, pero la esperanza de encontrar a Carolina viva lo impulsa a seguir adelante.
Al llegar a Alcoy, Erik encuentra a Carolina con vida, aunque herida y conmocionada por el bombardeo. Su reencuentro es emocional y lleno de alivio. Ambos saben que su amor debe realizarse plenamente, pero también comprenden que España, en medio de la guerra, no es el lugar adecuado para ello. Deciden que deben buscar un refugio seguro, lejos del conflicto, donde puedan vivir su amor en paz.
Erik y Carolina deciden viajar a Oslo, la ciudad natal de Erik. En Oslo, encuentran un refugio seguro y una nueva vida juntos. A pesar de las dificultades y la nostalgia por sus respectivos países, su amor y compromiso mutuo los sostienen. Durante décadas, viven una vida plena y feliz, construyendo un hogar y una familia en la tranquilidad de Noruega.
En el verano de 1975, la enfermedad incurable de Carolina los lleva a tomar una decisión difícil. Sabiendo que el tiempo de Carolina es limitado, deciden regresar a España, un país que apenas reconocen después de tantos años. La España que encuentran está en transición, con el tardofranquismo dando paso a la democracia. Juntos, recorren los lugares donde vivieron momentos cruciales de la guerra, reviviendo recuerdos de juventud, ideas y sueños.
Tras participar en la intensa Batalla de Brunete, Andreu Pujol y Antonio Mateos resultan heridos. La batalla, una de las más cruentas de la Guerra Civil Española, deja una marca indeleble en sus cuerpos y almas. Son trasladados al Hospital Sueco-Noruego de Alcoy, un refugio de esperanza y atención médica en medio del caos. Allí coinciden con Erik también recuperándose de sus heridas.
En el hospital, son atendidos por Astrid Berg, Magnus Halvorsen y Carolina Bravo. Bajo su cuidado, los heridos comienzan a recuperarse físicamente, pero también encuentran un espacio para reflexionar sobre el significado de la guerra en España. La Guerra Civil, con su brutalidad y destrucción, se percibe como un prólogo del ataque nazi que pronto se extenderá por toda Europa. Cada uno de ellos, en su propia manera, empieza a entender que la lucha en España es solo el comienzo de un conflicto mucho más grande.
Andreu Pujol, tras recuperarse, decide que su camino lo llevará a Alicante. Desde allí, embarcará en el Stanbrook, un buque que lo llevará a Argelia. En Argelia, Andreu se enrola en la Legión Extranjera, una decisión que lo llevará finalmente a Narvik. Su viaje es una mezcla de huida y búsqueda, un intento de encontrar un propósito en medio del caos.
Antonio Mateos, el joven anarquista de la sierra de Almería, decide marchar hacia el Ebro. Participa en la Batalla del Ebro, una de las más decisivas y sangrientas de la Guerra Civil. Tras la derrota republicana, Antonio se ve obligado a exiliarse, cruzando la frontera a pie hacia el sur de Francia. En el exilio, decide enrolarse en la 13ª Demi-Brigada Internacional, una unidad compuesta por voluntarios de diversas nacionalidades que luchan contra el fascismo en diferentes frentes. Su camino finalmente lo lleva a Narvik, donde combate junto a soldados noruegos, ingleses y franceses.
Sin saberlo, los caminos de Andreu, Erik y Antonio volverán a cruzarse en Narvik. La pequeña ciudad noruega, estratégicamente importante por su puerto, se convierte en un campo de batalla crucial durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, los tres hombres, cada uno con su propia historia y sus propias cicatrices, se encontrarán de nuevo, unidos por un destino común y una lucha compartida contra el fascismo.
Andreu Pujol y Antonio Mateos, tras sus respectivas odiseas, se reencuentran en la 13ª Demi-Brigada Internacional. La sorpresa y la alegría de verse de nuevo en medio de la adversidad les da un renovado sentido de propósito. Juntos, deciden embarcarse en el viaje hacia Narvik, una ciudad estratégica en el norte de Noruega, donde la batalla por el control del puerto es crucial.
La Batalla de Narvik es una de las más importantes de la Segunda Guerra Mundial en el teatro escandinavo. La ciudad, con su puerto vital para el transporte de mineral de hierro, se convierte en un objetivo clave para las fuerzas aliadas y alemanas. Andreu y Antonio, junto con otros voluntarios de la 13ª Demi-Brigada, llegan a Narvik dispuestos a luchar.
Una de las primeras misiones de la brigada es la toma de una posición estratégica en las colinas que rodean el puerto. La misión es ardua; el terreno es escarpado y el clima, frío y hostil. Los españoles, acostumbrados a luchar en condiciones difíciles, se adaptan rápidamente. Su experiencia en la Guerra Civil Española les da una ventaja táctica, y su determinación es inquebrantable.
El choque cultural entre la forma de luchar de los españoles y los noruegos es evidente desde el principio. Los españoles, con su pasión y su arrojo, contrastan con la disciplina y la precisión de los noruegos. Sin embargo, ambas miradas se complementan de manera efectiva. Los españoles aportan su valentía y su capacidad para improvisar en situaciones difíciles, mientras que los noruegos ofrecen una estrategia bien planificada y una ejecución meticulosa.
La combinación de ambas formas de luchar resulta en una breve pero significativa victoria. La posición estratégica es tomada, y el control del puerto se consolida. La victoria, aunque breve, es un testimonio de la efectividad de la colaboración entre los españoles y los noruegos. La moral de las tropas se eleva, y la esperanza de una victoria más amplia se renueva.
En medio de la batalla, Andreu vuelve a encontrarse con Ingrid, la periodista noruega con quien había tenido una aventura amorosa en Barcelona. El reencuentro es emocional y lleno de sorpresa. Ingrid, ahora una corresponsal de guerra, está en Narvik porque es su pueblo natal. Su presencia hace que Andreu se cuestione su futuro. La lucha antifascista ha sido su vida, pero el reencuentro con Ingrid le hace considerar la posibilidad de quedarse en Narvik y construir una vida junto a ella.
Finalmente, Andreu decide que su lucha debe continuar. La batalla de Narvik es solo una parte de un conflicto mucho más grande, y su compromiso con la causa antifascista es inquebrantable. La decisión de marchar es dolorosa, pero necesaria. Ingrid, comprendiendo su misión, lo apoya en su decisión.
La marcha de los voluntarios españoles hacia el Reino Unido es una escena marcada por el sacrificio y la lealtad. Al subir al barco que los llevará a su nuevo destino, se ven obligados a tomar una decisión difícil: dejar atrás a sus burros, compañeros fieles que los han acompañado en su travesía. La escena es desgarradora; los españoles, con su alto sentido de la lealtad, se despiden de sus animales con lágrimas en los ojos.
El contraste con el pragmatismo de los ingleses es evidente. Los ingleses, aunque comprenden la necesidad del sacrificio, ven la situación desde una perspectiva más práctica. La escena marca una diferencia cultural profunda, pero también una lección de humanidad y compasión. Los españoles, con su sentido de la lealtad, dejan una huella duradera en los corazones de todos los presentes.
La victoria en Narvik, aunque breve, tuvo un profundo impacto en Andreu y Antonio. La experiencia de haber infligido la primera derrota a Hitler les hizo replantearse sus vidas y su propósito. La euforia de la victoria fue seguida por una reflexión profunda sobre el sentido de su lucha y el sacrificio que habían hecho. La guerra les había enseñado que la lucha por la justicia y la libertad no conocía fronteras, y que todas las patrias podían ser suyas. Todas nuestras patrias.
Antonio Mateos y Andreu Pujol, tras su participación en la Batalla de Narvik y su posterior marcha hacia el Reino Unido, se ven obligados a quedarse en el país. Las noticias de una posible repatriación a España, que supondría su ejecución, los llenan de incertidumbre y miedo. La idea de haber arriesgado tanto sus vidas en dos guerras diferentes, lejos de su patria, les resulta insoportable.
En su exilio, Antonio y Andreu reflexionan sobre el concepto de patria. Lejos de su tierra natal, han aprendido que todas las patrias pueden ser suyas. Su lucha por la justicia y la libertad ha trascendido fronteras, y su compromiso con la causa antifascista se ha convertido en su verdadera patria. La idea de que su sacrificio pudiera terminar en una ejecución sumaria les parece un sinsentido.
Finalmente, una intervención del Gobierno Británico les permite quedarse en el Reino Unido, evitando así una muerte segura. Esta decisión les da una nueva oportunidad para reconstruir sus vidas y seguir luchando por sus ideales, aunque sea desde la distancia.
Andreu Pujol, con su espíritu emprendedor y su determinación, decide convertirse en empresario. En 1954, el sector exportador en el Reino Unido ofrece grandes oportunidades, y Andreu encuentra su nicho en la industria textil. Su empresa, especializada en la exportación de tejidos de alta calidad, crece rápidamente y se convierte en un referente en el mercado. Andreu, con su visión y su habilidad para los negocios, logra construir un imperio que no solo le da estabilidad económica, sino que también le permite seguir apoyando causas justas.
Antonio Mateos, por su parte, mantiene un contacto constante con España. Su compromiso con la lucha por la democracia en su país natal no disminuye con el tiempo. Participa de manera furtiva en la resistencia contra el régimen franquista, utilizando documentación falsa para hacer incursiones en España. Su valentía y su determinación lo convierten en un líder clandestino, trabajando en la sombra para preparar el terreno para el regreso de la democracia.
Con la muerte de Franco y la transición hacia la democracia, Antonio decide regresar a España. Su lucha y su sacrificio son reconocidos, y en 1977, es elegido como el primer alcalde comunista de un pueblo en la Sierra de Almería. Su elección es un símbolo de esperanza y cambio para la comunidad, y su liderazgo inspira a muchos.
Sin embargo, a los 72 años, Antonio decide dimitir el primer día de su nombramiento. Su decisión es un acto de humildad y sabiduría, reconociendo que su misión ha sido cumplida y que es hora de pasar el testigo a una nueva generación. Su legado perdura como un ejemplo de valentía, compromiso y lucha por la justicia.
Erik y Carolina, después de décadas viviendo en Oslo, deciden regresar a España debido a la enfermedad de Carolina. La noticia de su enfermedad incurable les hace replantearse su vida y sus prioridades. A pesar de los años transcurridos y de las experiencias vividas en el extranjero, Carolina siente una profunda conexión con su tierra natal y deciden que es el momento de volver.
El viaje de regreso a España es una mezcla de emociones y recuerdos. Cada kilómetro recorrido les trae memorias de su juventud, de las luchas compartidas y de los sueños que alguna vez tuvieron. La España que encuentran es una nación en transición, con el tardofranquismo dando paso a la democracia. La dictadura de Franco está llegando a su fin, y el país está al borde de un cambio histórico.
Al llegar a España, Erik y Carolina se encuentran con una nación que apenas reconocen. La España que dejaron atrás, marcada por la guerra y la represión, está comenzando a despertar. El turismo está empezando a ser una industria importante, y la España profunda sigue viva, resistiendo a los cambios. La mezcla de lo nuevo y lo viejo es palpable en cada rincón del país.
La enfermedad de Carolina avanza rápidamente, y ambos saben que el tiempo es limitado. Deciden recorrer los lugares donde alguna vez vivieron y lucharon, reviviendo recuerdos de ideas y juventud. Cada lugar que visitan está lleno de historias y emociones, un testimonio de su vida y su lucha por la justicia y la libertad.
En medio de su recorrido, Carolina ve morir a Franco en la cama, un momento histórico que marca el fin de una era. La noticia de la muerte del dictador llena el país de una mezcla de esperanza y incertidumbre. Para Carolina, ver la muerte de Franco es un símbolo de la lucha que ha marcado su vida, pero también una señal de que su tiempo se está agotando.
Pocos días después de la muerte de Franco, Carolina fallece sin llegar a ver una España completamente libre. Su muerte es un momento de profunda tristeza para Erik, pero también un testimonio de la vida que compartieron y de la lucha que siempre los unió. Carolina, con su valentía y su compromiso, deja un legado duradero de esperanza y resistencia.
En 1974, Astrid y Magnus deciden viajar a España para depositar flores en la fosa de Paterna, donde se cree que puede estar el cuerpo de Paco Lluch. El viaje es una mezcla de nostalgia y dolor, un homenaje a su amigo y a todos aquellos que lucharon y perdieron sus vidas en la guerra.